Breve reflexión sobre la transa y el ¨todos para adelante¨

El hombre mediocre argentino (de los cuáles, muchos están en la mass media), suele caminar por mezcladas calles de la ignorancia y el inconformismo, cuando sostiene dos visiones profundamente contradictorias sobre la clase política.

Una de éstas visiones, dice que los políticos (y los partidos políticos también) sólo se la pasan transando, trenzando y armando roscas sólo para beneficio personal. Esto es relativamente cierto pero no es relevante. Por un lado, todos los políticos y partidos deseen obtener alguna cuota de poder o influencia sobre él. Y a veces, para lograr ésta meta, se transa. La otra visión , también de índole quejosa, dice o se pregunta a sí misma por qué los políticos ¨no se dejan de joder y se juntan (fíjese, que no se usan palabras más peyorativas como rosca o transa) y van todos para adelante¨. Frente a esta visión, cabe hacer una pregunta fundamental ¿qué es ese ¨adelante¨ y en que consiste?¿Cómo se llega?. Obviamente no sólo nadie podrá responderlo, por la sencilla razón que hay muchos ¨adelantes¨ y diversas formas de llegar o tomar el camino. Pero lo que importa acá también, es que esta visión carece también de relevancia. Ésta, o sea, la relevancia, o mejor dicho, el fondo de la cuestión, pasa por otro lado. Es decir, pasa por saber el contenido y/o la causa de por qué se transa o por qué tal o cual político (o partido, insisto) se ¨pelea¨ con otro.

Vayamos a algunos ejemplos de la sabia y hermosa historia. 50 años atrás se fusilaba ilegalmente a un grupo de civiles peronistas en los basurales de José León Suárez, hecho inmortalizado por Rodolfo Walsh como ´Operación Masacre´. En la ocasión, los distintos partidos políticos no peronistas apoyaron y justificaron explícitamente y al unísono el hecho. Es decir, se transó, para apoyar un fusilamiento de civiles. Sigamos con más ejemplos, el sindicalismo del ¨Peronismo sin Perón¨, o sea, el de Vandor; transó con Onganía y demás militares para derrocar el gobierno de Illía. Sin duda el gobierno de Onganía resultaría bastante peor que el de Illía. Ahora vayamos a un ejemplo positivo de transa y/o acuerdo. Como está de moda, tomo a Chile; a finales de los ´80, varios partidos políticos (la Democracia Cristiana, el Partido Socialista, el Partido Radical y el Partido por la Democracia) lucharon en conjunto para terminar con la larga dictadura sangrienta de Pinochet y lo consiguieron, y a pesar de cierto excesos neoliberales, los gobiernos democráticos surgido de ese acuerdo de partidos consiguieron mejores estándares de vida para su población. Otro buen ejemplo puede ser el de la China premaoísta; antes de que los japoneses en 1937 invadan la patria confuciana, los comunistas y los nacionalistas se la pasaban a los tiros. Pero ante el peligro de un agresor extranjero, supieron morigerar los violentos ataques recíprocos y así echar de su país a los súbditos de Hirohito.

En conclusión, lo que importa, es saber que el disenso y el consenso en sí no son ni malos ni buenos. Lo bueno, es saber para qué se disiente o consiente y; lo malo, es perderse en las moralidades vagas de la anécdota.