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La Columna de Scotta

Cuando estés confundido mirá a tu enemigo

Nombre: Scotta

lunes, diciembre 11, 2006

Pinochet y Goycochea

Gracias al ¨ejército revolucionario de la biología¨, se fue quizás, el último caudillo contrarrevolucionario de América Latina. Conocido en todo el mundo por su neoliberalismo fundacional, sus ¨Caravanas de la muerte¨, su Estadio Nacional, sus asesinatos en países ajenos (léase Prat y Letelier), su largo toque de queda, su colaboración con la CIA, su Plan Cóndor, su lamida de botas a los ingleses y su actitud caudillesca en el arte de gobernar.

Su figura tiene algunas aristas importantes. Por supuesto, para la política chilena, pero también para la argentina. Sin espacio para la duda, la política chilena es un antes y un después de Pinochet. En primer lugar, porque Chile tenía una fuerte tradición democrática con partidos políticos organizativamente muy sólidos e ideologizados. Por otro lado, la política chilena, aún hoy, de izquierda a derecha, está gobernada por una verdadera casta política. Todos los presidentes y muchos de los ministros pertenecen a familias tradicionales. Familias como los Montt, los Frei, los Alessandri y los Pinto han tenido padre e hijo presidentes. Allende era hijo y nieto de diputados radicales masones. La misma Bachelet es hija de un general fiel a Allende. La política es todo un deber ético para un conjunto de familias tradicionales chilenas. Sin embargo, Pinochet, vino desde afuera. Él no tenía el privilegio de pertenecer. Sin ser experto en Gramsci, podría denominarlo como un césar regresivo.



El miedo de un pueblo

A diferencia de Argentina, donde una muy exigua minoría reivindica abiertamente al Proceso Militar; en Chile, una importante fracción de la población lo califica como Salvador de la Patria. De hecho, la UDI; uno de los dos grandes partidos de la derecha, nació en principio como columna vertebral del pospinochetismo. Su líder, Joaquín Lavín, alguna vez estuvo cerca del Palacio de la Moneda.

Los diarios chilenos y la Televisión Nacional chilena(estatal) apenas titulaban un neutral ¨MURIÓ PINOCHET¨ o, a lo sumo lo calificaban polémicamente como ¨polémico¨. En varios medios de América Latina se titulaba con una mucha más adecuada opinión. Los medios chilenos reflejaban 2 cosas y según qué medio: por un lado, la connivencia de los medios de comunicación con el régimen; por otro lado, el miedo y el terror que sembró entre la población ese régimen.

El importante e innegable apoyo que recibió el dictador se explica, en la existencia de un anticomunismo acendrado, sincero e ideológico en la tradición política chilena. Otro factor, fue, como ya dije, su estilo caudillesco de líder único. El estilo caudillesco, de izquierda a derecha, genera una polarización social. Estarán quienes odien al líder y quienes lo amen. Hoy Chávez es eso.

El silencio y el miedo hacia el dictador, sólo es entendible por la brutal represión física y psicológica, la relajación ideológica de los partidos post-Pinochet y por último, gracias a la Concertación, un cierto bienestar económico por una parte importante de la población.



Goyco y el boludismo nacional

Hubo una vez que Colombia hizo bailar a la Argentina en un lujoso 5-0 en cancha de River. Aquella noche, cafeteros imparables y sobre todo virtuosos como Asprilla, Valencia y Valderramas supieron hacer del fútbol, algo maravilloso. Días después, en el inolvidable y patético programa Tiempo Nuevo de Bernardo ´Huevo´ Neustadt, hubo una emisión debatiendo sobre el mentado partido. Allí estaban, entre otros, Bilardo, Goycoechea y Sanfilippo. Éste último, no paró de mofarse del arquero y le espetó con su histrionismo característico: ¨Pibe, te comiste todos los amagues¨. Muchos, con sólo ver el título, ya se habrán preguntado que tenía que ver Goycochea y el tirano reaccionario. La relación pareciera ser, de antemano, imposible. Pero no.Explicaré.

Un importante sector de la derecha peligrosa y vernácula invoca las delicias de las reformas económicas. Pero más peligroso es saber, que otro importante sector, el del boludismo nacional tambien cree lo mismo. La diferencia estriba, en que el primer sector, concienzudamente y de mala fe, reivindica al finado dictador, sabiendo lo mal que hace a un país las medidas económicas tomadas, pero lo bien que hace en beneficio propio. Además de ser una corriente de ignorancia; la característica principal del boludismo nacional, es que está íntegramente compuesto por seres que, efectivamente, no paran de comerse todos los amagues. Es decir, seres denominados goycocheas. Y justamente, uno de estos amagues, es sin duda, sostener, sin conocimiento alguno, las mieles de las reformas económicas pinochetistas. Creen, que el actual relativo éxito de la economía chilena no habría sido posible sin el tirano ¿Sabrán los goycocheas que la dictadura dejó un 45% de pobreza frente a un 40% que había en 1973? ¿Es un éxito económico tener la suma del poder público por 17 años y aumentar la pobreza? ¿Sabrán también que el actual gobierno, debido a su rotundo fracaso, desde que asumió está proponiendo reformar el sistema de pensiones impuesto por el dictador?

Por último ¿acaso era necesaria tanta sangre para aplicar las reformas neoliberales? En América Latina, las décadas de los ´80s y ´90s, en un contexto mucho más benigno y humanitario, demostraron que la violencia estatal brutal no era indispensable para las reformas. Algunos ejemplos los podemos ver con Menem, Salinas de Gortari, Lusinchi, Paz Estenssoro, etcétera.

Un país con mejor destino puede lograrse, pero se necesitará de menos goycocheas y de más asprillas, valencias y valderramas.

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